Que me gustaba pasear con tu
abuelo Alameda arriba los dos amarraditos del brazo. Tu abuelo serio y altanero
y yo con mi traje de organza, aun me parece escuchar el crujir del almidón. A
tu abuelo le gustaba presumir de mujer delante de los vecinos del pueblo,
siempre me pedía que me arreglara los domingos para ir a misa para que me
luciera ante ellos.
Por las mañanas temprano él me preparaba el desayuno mientras
yo en mi dormitorio delante de la peinadora me colocaba el pelo con un moño
recogido con su peinetón y su pasador. Al cuello el medallón que me regaló el día que nos casamos. Después de tomar el desayuno llamábamos al
cochero para que nos llevara a trotecito lento hacia la iglesia mayor. Él se
ponía su sombrero mejor y yo me cubría los hombros con mi mantilla de pico para
no quemarme con el sol de la mañana. Ya no se estila que los enamorados vayan
así por el paseo presumiendo de amor. Los corrillos de vecinos al vernos pasar
se quedaban mirando murmurando con envidia, tu abuelo los saludaba tocándose el
ala del sombrero y yo les decía adiós agitando con donaire mi pañuelo de encaje
de bolillos.
Cuanto lo echo de menos cuando por las noches a
solas creo aun oler los jazmines que para cenar se ponía en el ojal.
(c) Sebastián García Hidalgo
Inspiración canción "Amarraditos"
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