Cierro los ojos cada vez
que meto la mano en el baúl de la abuela para sentir cada una de las vivencias
que tiene oculto e imaginar como fue ella en esas fotos desaparecidas de su
juventud. Siempre he querido ser como ella, tener su valentía y su coraje. Al
llegar al fondo siempre tropiezo con las peinas y orquillas de su moño y con
sus pantaloncitos cortos de domingo de su niñez.
(c) Sebastián García Hidalgo
Incluido en Bocados sabrosos III
Muy interesante. Un gusto seguirte.
ResponderEliminarMuchas gracias por unirte. Saludos
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