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Hoy he ido al trabajo
andando para pasarme por la floristería y comprarle la rosa a Teresa. Buscando
una floristería que no estuviera hasta los topes pasé por uno de esos horrendos
barrios, que eliminaría radicalmente, como son los exclusivamente homosexuales.
Toman un barrio antiguo
en ruinas. Lo arreglan y allí se concentran todos los maricas de la ciudad. Donde
los deja estar el Ayuntamiento porque así no están desperdigados por toda la
ciudad en cualquier lugar.
Que quieres un día ir de
excursión y estás harto de ir al parque de atracciones o al zoo, pues muy
sencillo, te acercas a uno de estos barrios y en vez de echarle los cacahuetes
a los monos se los echas a los maricas y las bollos que pasen por allí.
Podrás encontrar un gran
abanico de cosas gay. Desde un bar de ambiente y encuentro, hasta una frutería
donde venden fruta gay. Una carnicería donde te aseguran entre las cualidades
del cerdo que era homo. En la tienda de ropa de última moda te ofrecen un
jersey de lana virgen de oveja lesbiana.
Nos cercan y nos
encierran como a los animales en un coto de caza. No debemos permitir esto. No
tenemos que luchar por un barrio completamente gay, donde podamos ser todos
como en verdad somos. Por lo que debemos pelear es por ser nosotros mismos en
cualquier calle, cualquier barrio, cualquier plaza, en cualquier punto de la ciudad
sin que nos miren como bichos raros.
Fragmento "Saberse olvidado"
(c) Sebastián García Hidalgo
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