martes, 19 de febrero de 2013

DEJA QUE LLUEVA





Soledad y más soledad es lo que hay en la calle. Tras los cristales tan sólo se ve caer el agua. Quisiera evadirme de tus pensamientos pero me es imposible, ni mirando a través de la ventana encuentro nada que me distraiga y me haga ir a otro lugar en el que no estés tú y tus recuerdos.
Me gustaría salir a la calle, bajo la lluvia y empaparme con cada una de las gotas de agua que caen del negro cielo. Me pondría a correr y no pararía hasta que no dejara de llover, chapotearía en cada charco y gritaría a los cuatro vientos, para que todos lo escucharan. Todos dirían que estoy loco, pero un loco enamorado que proclama su amor por ti. Pero no, sigo aquí colocado como un trasto tras los cristales contemplando como pasan los paraguas y como las gotas de lluvia repican en ellos, como la gente se cobija en sus coches hasta llegar a sus casas. Como sigo como un idiota pensando en ti, en mi amada.
Quizás lo que espero ver por la ventana es a ti, a una joven guapa, bella con tu larga melena recogida en una cola de caballo, con tu abrigo negro hasta los tobillos y en tu mano abierto ese paraguas de flores que tu madre te regaló en tu último cumpleaños.
Pero deja, deja que llueva, que el agua caiga, que las calles se mojen, se empapen. Deja que pase el tiempo, los días, pero no dejes que mi corazón se duela por no tenerte, que mi ser no sufra.
Parece que la carrera de las gotas está aminorando. Esa carrera que comenzaron hace cinco horas, cinco horas de angustia por no poder salir a  la calle, al exterior. Cinco horas encerrado en esta habitación, cinco horas intentando olvidarte y cinco horas sin lograrlo.
Por favor ven a mi lado, no me dejes, tenme siempre a tu vera, pasa por mi calle aunque sea sólo un instante, un momento con el que pueda disfrutar con tu presencia. Ven antes que empiece de nuevo a llover y que lo único que se vea a través de los cristales sean gotas de lluvia.



*Incluído en el libro "Mirando al Sur"
(c) Sebastián García Hidalgo


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