Shirley
Valentine, personaje de Willy Russell, es una ama de casa de Liverpool de
mediana edad de clase obrera a la que le cambia la vida después de una
propuesta de su vecina de irse juntas a un viaje a las islas Griegas.
Verónica
Forqué actriz de larga carrera tanto en cine, televisión y teatro, ganadora de múltiples
galardones entre ellos cuatro Goyas. Es hija del director y productor José María Forqué y de la escritora Carmen Vázquez-Vigo, hermana del director Álvaro Forqué y nieta
del músico y compositor José Vázquez Vigo. Estudió Arte
Dramático e inició la carrera de Psicología.
Desde chica Almodóvar a clásicos de Lorca, una actriz versátil donde las haya.
Ahora
coges estos dos nombres los metes en una coctelera y ¿que sale? Pues una obra maestra dirigida por Manuel
Iborra. La Forqué se enfunda en este papel que parece escrito para ella.
Shirley
es un monólogo de los años ochenta y que es actualizado ahora para que esta
actriz se luzca y muestre todas sus dotes interpretativas. Es un libreto que se
mueve entre lo agridulce de una solitaria ama de casa que se pasa todo el día
viviendo sus recuerdos con sus charlas con la pared mientras que espera
paciente y sumisa la llegada de su marido. Pero algo ocurre en su vida que la
hace cambiar, una amiga la invita a pasar unos días a Grecia donde conoce lo
que en Liverpool no ha sido capaz de encontrar, la libertad y el poder ser ella
misma.
Lleva
ya más de año y medio rodando por toda España con más de 100 representaciones y
en casi todas las ciudades con el cartel de “NO HAY ENTRADAS”.
Os
recomiendo la obra por su frescura y por su crudeza si te paras a analizar cada
una de las conversaciones que tiene Shirley con la pared. Cada vez que la ves
descubres matices nuevos, la primera vez es para reírse y pasárselo bien, la
segunda para fijarse en esa vida anodina y sumisa que vive y la tercera vez que
ves esta obra en las tablas es para disfrutar como Verónica se transmuta en
Shirley y como hace que escenas cotidianas y diarias como el freír unos huevos
con patatas se conviertan en toda una anécdota para hartarse de reír.
Yo
ya la he visto estas tres veces y de verdad que os la recomiendo así que no perdáis
la oportunidad de hacerlo ahora en Madrid en el Teatro Maravillas que desde que
estrenó el pasado día 11 de agosto no ha tenido que guardar ningún día el
cartel de “NO HAY ENTRADAS”.
“Siempre
decía que cuando los niños fueran mayores le dejaba, pero cuando los niños se
hicieron mayores yo no tenía donde ir.”
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