miércoles, 23 de enero de 2013

ASFALTO




Que frío hace tumbado en el asfalto de la calle. La gravilla suelta se clava en la espalda. Es incomodo esto de sentir la helada negrura en contacto con mi carne. Inocentes los incrédulos de vanos sentimientos. Apertura de añoranzas y delirios en cada una de las neuronas bajo cero. Dado la vuelta la cosa no mejora  los labios rozan el asfalto. La gravilla ya no se hunde en la piel de mis glúteos sino en la de mi boca. Las piedrecillas se me meten en la boca y rechinan entre mis dientes. Muerdo el asfalto negro y helado.



(c) Sebastián García Hidalgo

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